"En el fondo soy una buena chica. Pero también puedo ser una bruja. Soy una persona muy perfeccionista y tengo que soportar mucha presión. A veces, cuando quieres conseguir algo no tienes más remedio que ser una auténtica bruja". (Madonna)

La persona que más amo


Globos, corazones, carros atascados con post it, muchachos cargando enormes osos de peluches, sobrecitos de colores, globos rojos y blancos en los restaurantes, rosas de plástico feas dentro de cisnes de plástico más feos. Algo me dice que es día de San Valentín.

R egalos para el novio, regalos para la novia, regalos para los amigos del café, regalos para los amigos de la escuela, regalos para los amigos de parrandas, regalos, regalos, regalos.

No me interesa saber si es una fecha comercial o no. No me interesa si los mexicanos gastamos 10,000 pesos al año buscando pareja o no. La verdad es que sí dedicamos tiempo y dinero en decirles a quienes queremos lo que sentimos por ellos. He recibido y dado cartitas, he recibido y dado paletas, he recibido y dado peluches. En fin. Es un dar y recibir con tonalidades rojas y rosas.

Sin embargo se nos olvida algo. No, se nos olvida alguien. Esa persona a la que debemos querer más que a nuestros amigos porque de verdad está con nosotros en buenas y malas. Esa persona a la que atiborramos de defectos y dejamos de verle virtudes. Esa persona que vemos sólo cuando los demás la ven. Esa persona que conoce cada uno de nuestros pecados y debilidades. Esa persona que se merece todo nuestro amor y dedicación. Esa persona que vale más que nada en el mundo. Esa persona que eres tú mismo.

Se nos olvida que el amor a nosotros mismos está antes que cualquier otro. Que quien merece atenciones somos nosotros. Que nos merecemos darnos amor, y que también nos merecemos a alguien que nos sepa amar tanto como nosotros nos debemos amar a nosotros mismos. Y da tristeza cómo muchas veces esperamos que sea el otro el que nos diga cuánto amor merecemos, y dejamos de querernos. Por ello muchas veces sufrimos si el otro no nos quiere, por ello estamos a la espera de que alguien llegue y dejemos de ser invisibles. Es difícil dejar de ser invisible si no nos queremos ver antes nosotros.
Y no deberíamos llamarle egoísmo o narcisismo, deberíamos llamarle necesidad, una tan importante como comer y dormir y que al joven Maslow se le pasó ponerla como la verdadera base de su pirámide de necesidades. Y es que es imposible amar a otro si no sabemos amarnos a nosotros mismos.
Ojalá aprendiéramos a aceptarnos, amarnos tal cual. A ver lo que somos, a encontrarnos esas cualidades tan maravillosas que los demás nos dicen que tenemos y no queremos ver.

Espero que su 14 de febrero haya sido feliz, el mío sí lo fue. Mientras la mayoría de las personas a mi alrededor decidieron envolverse en celofán, oler a rosas, volar con globos con helio y satisfacerse con chocolates envinados, yo decidí dedicarle tiempo y darle regalos a la persona que más se lo merece en mi mundo, la que siempre tengo que poner primero y a la que debo amar antes de hacer un intento por entregar parte de mi amor a otro, la persona que más amo: Yo.

2 comentarios:

Lady Mara Grandchester dijo...

Por eso estoy de acuerdo con lo que Oscar Wilde dice: "El amor hacia uno mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida"...

All you need is love, love is all you need...

Un abrazo!

Valerie Sensei dijo...

Cuando me veo al espejo, me doy cuenta de la maravillosa obra de arte que Dios hizo en mí... Tú sabes, hay que amarse una misma...