"En el fondo soy una buena chica. Pero también puedo ser una bruja. Soy una persona muy perfeccionista y tengo que soportar mucha presión. A veces, cuando quieres conseguir algo no tienes más remedio que ser una auténtica bruja". (Madonna)

Histeria Porcina

Para todos los que residimos en México es extraño que en este momento haya alguien que no esté enterado sobre la epidemia de Influenza Porcina que puede desarrollarse en el país. Van más de 1000 casos detectados y 20 muertos a causa de esta variación de la Influenza.

Quienes nos vacunamos contra la Influenza el año pasado estamos igual de vulnerables que los demás, y si a esto le agregamos que estamos dentro del grupo de riesgo de entre 20 y 60 años, pues ni hablar.

Para buena fortuna la enfermedad no se ha expandido a todo el país (por lo menos en los estados desde donde escribimos las autoras mexicanas de este blog, no). Pero lo que sí se ha expandido es la histeria.

Para los psicólogos creo que este será un tema interesante, comparable al de la histeria colectiva, donde personas que viven o trabajan juntas manifiestan trastornos del trastorno de conversión (donde dejan de tener una función fisiológica pero no existe ningún daño orgánico) . Ya lo comenzamos a observar con las interminables filas que hubo la semana pasada donde todos buscaban vacunas contra la influenza, y al conocer que de nada sirven las vacunas por el momento, las filas se han encaminado ahora a agotar las existencias de cubrebocas.

Se han cancelado conciertos y partidos, en los templos no saben si dar misa, si se puede dar la paz o si mejor todos se quedan a escucharla por radio. En los estados donde no hay casos aún, nos piden que no entremos a la histeria, pero en lo que va del día ya me tocó ver a más de 10 personas con cubrebocas y saber de 4 que fueron llevados al hospital para saber si no tienen la Influenza Porcina, además de una chava que le duele la garganta y cree tenerla. Me temo que estamos empezando a llegar al grado donde la estupidez puede superar fácilmente a la histeria y ésta a la enfermedad.
De cualquier manera, mientras son puercas o son marranas (porque ahorita sobra hablar de peras y manzanas), no está de más que recordemos algunas de las medidas recomendadas por la Secretaría de Salud.

En la brecha


Comentaba con mi querida amiga Wannis, sobre la cantidad de días feriados que existen en Puerto Rico. Siendo una colonia americana, la isla tiene días libres en los que se conmemoran fechas de personas y eventos importantes de aquí y los libres del pueblo colonizador: el americano.

En estos días, se ha estado comentando sobre la posibilidad de concentrar todos los días feriados de origen local y hacer un solo día festivo. Esto ha causado revuelo en el pueblo puertorriqueño, considerado un pueblo fiestero y al cual le gusta celebrar todo lo que se le ponga en medio.

Hoy se conmemora el nacimiento de uno de los más grandes poetas que ha tenido Puerto Rico: José de Diego.
A José de Diego se le considera una de las figuras antillanas más destacadas del siglo XX. Hombre polifacético, fue poeta, ensayista, jurista y político.

Ante la posibilidad de conmemorar, por última vez, su vida y obra en el día en que nació, les comparto uno de mis poemas favoritos escritos por él.

EN LA BRECHA

José de Diego

¡Ah desgraciado si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece!
Haz como el árbol seco: reverdece
y como el germen enterrado: late.


Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡crece!
Y como el mar contra la roca: ¡bate!


De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.


¡Levántate!, ¡revuélvete!, ¡resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡muge!
O como el toro que no muge: ¡embiste!

La mujer a través de las películas

Bien puede tomarse como una segunda parte del video de la entrada La mujer a través del tiempo. Aunque este retrata los cánones de belleza occidentales mediante las protagonistas de muchas películas que Hollywood nos ha recetado.

¡Espero que lo disfruten!

Héroes Mexicanos vs Héroes Gringos

Hace unos días leí en alguna nota de un periódico cuyo nombre, aunque quiera, no puedo acordarme algo que me pareció muy interesante, el tipo de héroe que se maneja en la cultura gringa y el tipo de héroe que se maneja en la cultura mexicana.

Se hablaba de cómo los héroes de los norteamericanos son fuertes, gallardos, valerosos, cuentan con virtudes infinitas y aparte de todo son guapos. Mientras que por otro lado los héroes mexicanos son todos, chistosos, inocentes y ganan debido a la ironía de la situación, a un evento que surge en el momento y les salva, gracias a otros, o de plano de pura chiripa, además del hecho de que son héroes que no tienen ningún atributo físico que se considera bello.

Mientras que los gringos tienen como ídolos al increíble Superman, al enigmático Spiderman o al Misterioso Batman, los mexicanos tenemos al Chapulín Colorado, a Memin Pinguín e incluso al Chavo del Ocho.

Los gringos se caracterizan por creer que son la raza suprema y que no hay otro mejor lugar del mundo para vivir. Sus películas nos muestran a héroes natos cuya valentía va más allá del egoísmo de protegerse a sí mismos, y protegen a su familia, su vecindario o incluso al mundo entero. Nueva York siempre será destruida y San Francisco en segundo lugar; se sufrirá y llorará pero siempre habrá un final feliz. El protagonista siempre será (gringo y) héroe, recibirá una condecoración del presidente o ya mucho muy trágicamente morirá como mártir, haciéndolo por salvar a otros.

La cultura mexicana nos lleva a ser los agachados, los Olvidados de Buñuel. No somos más que un panorama de lotes valdíos, de caminos de terracería, de mujeres con rebozo cargando a un niño y dos cubetas para llevar el agua a su hogar. En nuestras películas nunca nos van a atacar ni los marcianos ni los rusos ni los chinos ni los terroristas, ya ni siquiera los gringos (y qué bueno, porque con eso de que ganan en todo). Nuestros protagonistas siempre pierden, siempre son culpables, pueden ser valientes pero no inteligentes, podrán conseguir al amor de su vida pero al final lo pierden. No importa lo que hagan, a veces hasta se mueren. Y eso sí, podrán ser mártires, pero no se les reconocerá jamás.

Creo que esto puede hablarnos mucho de la cultura de agachados que tenemos. No nos creemos héroes, vemos que siempre vamos a perder, entonces mejor nos burlamos de todo y seguimos caminando. Nos reímos del que no consiguió quedarse con la protagonista, nos burlamos de cómo matan al malo (sí es que sí lo matan), nos da risa ver cómo se atacan y si hasta de la muerte nos carcajeamos, ¿por qué no de la vida diaria?
Las culturas son diferentes, unos siempre ganadores, los otros casi siempre perdedores. Unos se amarran de su fortaleza, los otros se agarran de la Virgencita y de Diosito, unos tienen toda la astucia, los otros todo el ingenio. Pero al final de cuentas, los héroes siguen siendo héroes, aunque ganen por su súperfuerza o porque no contaban con su astucia, porque tienen un batimóvil o porque lo hacen sin querer queriendo, los héroes siempre terminan ganando y salvando a su pueblo.

Inspiración de Abril