"En el fondo soy una buena chica. Pero también puedo ser una bruja. Soy una persona muy perfeccionista y tengo que soportar mucha presión. A veces, cuando quieres conseguir algo no tienes más remedio que ser una auténtica bruja". (Madonna)

Una casa limpia es un signo de una vida perdida

Desde mi niñez, vi cómo mi madre se gastaba el pellejo limpiando cada sábado y domingo la casa. Era durísimo para ella, tener que hacerse cargo de dos hijas y un hijo autista, tener un trabajo a tiempo completo, complacer al marido y dejar en dos días la casa brillando para irse tranquila el lunes al trabajo. Vivía obsesionada con la limpieza del hogar. Incluso, le pedía a mi padre que nos llevara a pasear para poder limpiar la casa tranquilamente.

Siempre que podía la ayudaba. Ella me cuenta que a mis cuatro años me paró sobre una cubeta y me puso a fregar los trastes. Al ver mi disposición de cooperar y sentir el alivio de una tarea menos, mi pobre madre se largó a llorar: finalmente, alguien la ayudaba.

Después de casada, entiendo perfectamente cómo se sentía mi madre. Como ella, tengo un trabajo a tiempo completo, dos hijos y un marido que atender. Las tareas domésticas en una casa son infinitas. Y tan pronto limpias algo, se ensucia con la rapidez de un abrir y cerrar de ojos. ¡Se pierden tantas horas en ese trabajo tan agotador y para nada encantador! Limpiar la casa es odioso, y me atrevo a decir que en la mayoría de los casos, las mujeres no tienen quien las ayude. Pero, muchas mujeres, y aquí me incluyo, nos obsesionamos con la limpieza del hogar, como si con ello quisiéramos demostrar cuán limpias y ordenadas somos, como si quisiéramos agradar con el orden de la casa a todos los que viven en ella. También la sociedad juzga a una mujer por este factor; nos sentimos presionadas con tener una casa salida de magacín cuando recibimos visita.


Hoy me topé con esta imagen en internet. Y en algo tiene razón: perdemos mucho tiempo valioso de nuestras vidas limpiando y ordenando una casa. No digo que dejemos de limpiar, soy una de esas que detesta sentir el piso sucio o ver la cocina llena de platos sin lavar. Digo que, hay tantas cosas importantes y hermosas en nuestra vida que… limpiar la casa no debería ser una prioridad.

Yo ya colgué mi delantal. ¿Te atreves tú?

2 comentarios:

Anabell dijo...

Ooooooh claro que me atrevo!!! Desde hace poco más de un mes que, gracias al cambio de trabajo de mi marido, tengo una persona que me ayuda con los múltiples menesteres del quehacer hogareño mientras yo me ocupo de descansar o de atender otros asuntos como la comida o la tarea de mis hijos.

Sin duda amiga, yo también colgué el delantal porque estoy completamente de acuerdo con la entrada de hoy.

La vida con el trapo en la mano, no es vida.

Te mando un beso enorme con mucho cariño.

Lulu Flores dijo...

Hola, justo este fue tema en una clasesita de psicología del desarrollo que nos dan en la uni, y tiene mucho que ver con lo que comentas, como se le ha enseñado a la mujer en general a que se le juzga por su casa, que digo limpia, impecable y ordenada.

Sin embargo mucho está en nuestras manos para cambiar este patrón. Tuve la fortuna de que en casa de mis papás el quehacer se repartía entre todos, la frase que me formó fue: "Si la casa es de los 4, la disfrutamos los 4 y la ensuciamos los 4, pues la limpiamos los 4", asi crecí con mi papá haciendo el desayuno y planchando la ropa, mi mamá cocinando, limpiando las recámaras, mi hermano lavando los trastes y sacando las basuras y yo encargada de barrer, trapear y sacudir. No es que le "ayudáramos" a mi mamá es que era responsabilidad de todos.

Ahora de casada el patrón es el mismo, el depa es de los dos, lo disfrutamos los dos, asi que lo limpiamos los dos, nada de que mi marido "me ayuda" como si la limpieza feuse mi responsabilidad todal.

Claro todo esto es mejor si se habla desde novios y se inicia el matrimonio con esta idea, luego es mas difícil, aunque no imposible.

Mis tips serían:
1.-La casa debe estar lo suficientemente limpia para que nadie se enferme y lo suficientemente desordenada para disfrutar de la vida.
2.-No intenten hacer todo solas, pidan colaboración y háganlo de forma directa y clara, ej. ¿Si puedes lavar esos trastes por favor?. Ya que las indirectas y martirizaciones solo causan resistencia como la típica "Ay estoy tan cansada y tengo todavía que lavar los trastes"
3.-Quiten de su vocabulario la palabra "me ayuda" cuando se refieran a las personas que comparten la casa, porque eso genera la idea de que la responsabilidad es solo de una.
4.-Cuando alguien se acomida de la familia ha hacer algo, déjenlo! y no le digan como hacerlo y aguanten vara aunque se tarde mas y lo deje al revés, incluso si el ansia es mucha, mejor aléjense.
y 5.- El más importante: Siempre halaguen el trabajo que hizo el otro frases como: Ay que rico huele!!, que fresco se siente!!, que bonito te quedó!!, son fantásticas para promover la colaboración de la familia