"En el fondo soy una buena chica. Pero también puedo ser una bruja. Soy una persona muy perfeccionista y tengo que soportar mucha presión. A veces, cuando quieres conseguir algo no tienes más remedio que ser una auténtica bruja". (Madonna)

Cultura Disney (Parte I)



Cuando tenía unos 4 años de edad -y lo recuerdo por el lugar en el que vivía-ya había visto La Sirenita, La Bella Durmiente y Blancanieves, al menos 7 veces cada una. Y vaya que era un esfuerzo enorme verlas tantas veces porque para empezar la película, tenías que regresarla. Malditos VHS.Si había visto esas 3 películas, 7 veces cada una, da un total de 21 repasos de la cultura Disney. Quiero decir, a los 4 años de edad ya había visto, aprendido, concientizado e introyectado la cultura Disney, lo que quiere decir, que a los 4 años ya había visto, aprendido, concientizado e introyectado que un príncipe azul iría a rescatarme ante cualquier adversidad. Que ese joven me miraría por primera vez en su vida y quedaría prendado de mí por mi hermosa voz, mis cabellos castaños claros y rizados en ese entonces, y mi piel, más suave que la de un durazno. Y para que eso sucediera, sólo tendría que esperar a tener 15 ó 16 años. Entonces encontraría a mi príncipe azul y podría casarme a los 25 años, tal como mi madre lo hizo.Crecí y a mis aprendizajes de entonces se les sumaron los de La Bella y la Bestia -que me enseñó que tenía que leer mucho, para además de ser bonita ser también culta-, Aladdin -o que podría limitarme a ser sólo una princesa con gran valor- y una larga lista más.No importa la película que viera ni lo que sucediera, yo sabía que ese hombre apuesto y gallardo llegaría. Entendí que no llegaría en caballo, que ya eran tiempos modernos, y que tampoco sería un príncipe como tal, porque Felipe de Borbón y los hijos de laidy Di no estarían a mi alcance -por la distancia, obviamente, no por otras razones-. No importaba, mi príncipe llegaría. Ese que me diría cosas como que lucharía contra toda adversidad por mí, utilizaría su espada para defenderme de cualquier rufián, mataría a cuanto dragón quisiera interponerse entre nosotros, y siempre, siempre, siempre, vendría a darme mi beso de amor para despertarme de cualquier mal sueño.A los 7 años, ya sólo me quedeba esperar un poco más. Él vendría

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